viernes, 28 de noviembre de 2008

Bienvenidos

Bienvenidos Oscar, Victor, Hind...

MATERIALES PARA REDACTAR UNA INFORMACIÓN COMPLETA SOBRE LA ENTREVISTA A SANTIAGO CAMBLOR [Sólo son palabras textuales las que van entrecomilladas]

-          ¿Qué se siente al actuar ante tus alumnos? ¿Te influyó en la actuación? ¿Crees que nos comportamos adecuadamente?

-          Tiene unos sentimientos contradictorios. Por un lado siente “un poco de vergüenza” por los que hablaron (“en el teatro tiene que haber silencio absoluto para que los actores y actrices no se desconcentren”); por otro se siente orgulloso de que sus alumnos vayan al teatro y le vean.

-          ¿Cómo te sentiste con el papel de Don Gonzalo? ¿Te hubiera gustado hacer otro papel?

-          El personaje le cae mal, aunque no importa porque lo que le gusta es hacer teatro.

-          ¿Por qué cambia Don Gonzalo de la seriedad [rigidez] a la generosidad?

-          Al final parece generoso, pero no lo es porque lleva a Don Juan al infierno (aunque lo hace de forma sibilina e irónica con apariencia de generosidad); es una venganza hacia Don Juan.

-          ¿Cómo definirías el carácter de tu personaje?

-          “Orgulloso y altivo”.

-          ¿Crees que la gente está satisfecha con tu trabajo? ¿Has podido comprobar esto?

-          El resultado ha sido bueno (mucha gente me ha felicitado), pero creo que el mérito es del director de la obra (que es muy bueno).

-          ¿Te resultó difícil meterte en el personaje?

-          Sí, me resultó difícil porque Don Gonzalo es muy diferente a como soy yo. En muchos momento, en vez de contenerme, “le hubiera partido la cara” a Don Juan (aunque el afectado hubiera sido el actor que hace ese personaje).

-          ¿Te habías leído el libro de Zorrilla entes y por eso elegiste el personaje?

-          Fue casualidad. El libro me lo leí después de asignarme el papel.

-          ¿Es difícil interpretar en verso?

-          Pues al principio me preocupó e intenté informarme de cómo se “habla en verso”. No encontré ninguna receta que me convenciera y probé varias cosas (por ejemplo acentuar la fuerza de dicción en el final de los versos…) Al final me he dado cuenta de que interpretar en verso tiene una ventaja: es más facial aprenderse el papel que si el texto está en prosa. Y he descubierto también otra cosa: “tengo mejor memoria de lo que yo creía” y, casi sin darme cuenta, me aprendí toda la obra [hace una demostración de un trozo que no le corresponde a su personaje].

-          ¿Han resultado difíciles los ensayos?

-          Sí. Porque ensayar tiene un problema, si falta alguien ya no se puede ensayar la escena en la que intervenga dicha persona. Es duro y hay que dedicar mucho tiempo; por eso, de hecho, he dejado el grupo (me falta tiempo).

-          ¿Cuál es tu parte favorita de la obra? ¿Si hubieras podido, qué parte habrías cambiado?

-          La parte que más me gusta es el duelo (que realmente es un asesinato y yo muero). El grupo ha cambiado varias cosas: por ejemplo hemos empezado por el final y hemos reducido la obra a una hora (la original dura unas dos horas); arreglamos el leísmo de Zorrilla… (yo soy partidario de que un grupo y el director puedan adaptar una obra atendiendo a su forma de pensar o a otras cuestiones). Creo que habría que haber metido a un personaje muy importante que compite con  Don Juan en cuanto a capacidad de conquista; me refiero a Don Luis (Don Juan se apuesta con el que conquistará a una monja y a su futura esposa, Doña Ana); pero no fue posible incluirle, entre otras cosas, porque el grupo tiene pocos actores.

-          ¿Es la primera obra que representas?

-          No, esta es la tercera.

-          ¿Conoces alguna versión de Don Juan Tenorio que le pudiera gustar leer a un alumno de 4º de la ESO?

-          Creo que no es una obra para ser leída por un alumno de 4º de la ESO. Hay otras más apropiadas como  Edipo Rey  de Sófocles, o  Romeo y Julieta de Shakespeare.

-          ¿Por qué Don Juan va al infierno en vez de ir al cielo?

-          Va al infierno porque era un canalla.

-          ¿Qué obra te gustaría hacer?

-          Edipo Rey… Y con el instituto haría Romeo y Julieta.

-          ¿Qué te motivó apuntarte al teatro?

-          No me planteé disfrutar (aunque es verdad que se siente un gran placer). Muchos actores hacen teatro por la fama, creo que yo no. Quería mejorar como persona; quería mejorar dos facetas, el hablar y el escuchar; y quería experimentar el “ser otro”… Me fascina el teatro (de hecho en varias ocasiones, también en esta, he hecho el decorado); por cierto, me resultó muy interesante un libro que me regaló la actriz que hace de Doña Inés (la mejor actriz de nuestro grupo) sobre el método Stanislavski…

lunes, 24 de noviembre de 2008

[Para 4º Diver] Relacionado con el Trienio Liberal (1820-1823)


viernes, 21 de noviembre de 2008

Bienvenidos

Hello, Rafa, Patricia, César y Nacho (así, más o menos, se pronuncia "nature" en inglés). Me encanta que paséis a formar parte de este "3º Diver en internet".

domingo, 16 de noviembre de 2008

¡FELICIDADES, ÁLVARO!

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Estoy leyendo un libro que me está gustando

Estoy leyendo Los girasoles ciegos de Alberto Méndez y me está gustando. Anoto dos frases sobre el frío de invierno:
  • "(...) Es sólo octubre pero aquí arriba el otoño se convierte en invierno cada noche" (p. 41 de la edición del Círculo de Lectores -Barcelona, 2005-)
  • "(...) El invierno es una caja cerrada donde se atropellan las tormentas de nieve y estas montañas siguen pareciendo el lugar donde pasan el invierno los inviernos (...)" (p. 49 de la misma edición)

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Viñeta de El Roto en el País del día 4/11/2008


Germán, el último habitante de Valladolid

[Historia inspirada en la noticia dada por el Ministro del Interior cuyo titular podría ser: "En los últimos 30 años, 160.000 personas han perdido la vida en las carreteras"]

La historia pesa en los hombros de Germán. Esa es la causa de su tozudez, más que su carácter. Reside en una casa humilde que había terminado de construir su abuelo Román, a orillas del Pisuerga. Hace4 cuatro años murió su mujer y vive sólo. Tiene dos hijos que no hacen carrera de él: uno es taxista en Barcelona y el otro está prejubilado en Bilbao. Desde 2003 ostenta un título bastante ingrato, es el último habitante de Valladolid.

Todo empezó hace treinta años cuando el Consejo de Ministros aprobó algo que puede parecer sorprendente: la capital castellana desaparecería en veinticinco años, sus habitantes serían reubicados en una nueva urbe construida, a 15 Km., en una pequeña meseta libre de riadas e inundaciones (y bien aireada).
Sucesivos gobiernos anteriores habían meditado soluciones parecidas porque Valladolid ocupa una zona pantanosa expuesta a las crecidas del río y cada década soportaba por lo menos un desbordamiento de catastróficas consecuencias. En esta ocasión el gobierno había hecho un estudio muy completo y los expertos llegaron a la conclusión de que la reconstrucción de cada crecida importante, contando un período de cincuenta años, costaba más que hacer una nueva ciudad en otro lugar más apropiado. Fue difícil que todos los implicados estuvieran de acuerdo, pero al final la mayoría se convenció de que era lo mejor. Atrás quedaría el tejer y destejer de muchas generaciones.
Valladolid surge cuando se descubre –a mediadnos del siglo XII- que el río Pisuerga era aurífero. Esto atrajo a gente ambiciosa y, poco a poco, el lugar se fue llenando de gente; aunque el principal aumento se produciría siglos más tarde -en el XIX- con la fiebre del oro. Pero desde hace cincuenta años, más o menos, la recolección de este preciado mineral está en declive y ya no es rentable dedicarse a ello.
El plan de destrucción de la ciudad tenía tres fases –que a día de hoy no están del todo concluidas-. Se actuaría paralelamente en Valladolid y en la llamada Nueva Valladolid. Tras construir el primer barrio en la nueva ciudad se desalojarían las viejas casas más próximas al río. Después se trasladarían los órganos de gobierno y en el último momento los habitantes de los edificios más alejados de las orillas ribereñas. Todo a lo largo de veinticinco años.
Cuando llegó el turno a Germán y a su mujer (en los años 80), estos se negaron a abandonar su casa. Germán repetía siempre que nadie le sacaría de allí, que allí moriría. Se hicieron todos los trámites posibles y todas las acciones imaginables pero no se consiguió nada. Se vivieron momentos muy dramáticos. Nada ni nadie convenció a Germán.
Hace unos meses alguien pensó que era mejor dejar las cosas como estaban y así siguen.