viernes, 19 de junio de 2009

lunes, 15 de junio de 2009

Tema para la próxima historia




El azar


MARUJA TORRES

EL PAÍS - Última - 04-06-2009
Hay momentos en que se apaga la luz y es de noche en el alma. Ocurre cuando se producen catástrofes que podrían habernos sucedido a nosotros. Un accidente aéreo, un tsunami en lugar y época de vacaciones. Contenemos el aliento. Sabemos que sólo el azar dirige nuestros pasos, que quizá hay en nuestro futuro un avión que carece de fecha de regreso en su hoja de ruta.
Hablan los expertos, sollozan los deudos, fíjate, comentamos, esos dos se salvaron porque no hubo forma de que consiguieran billetes, aquel pobre tenía una reunión a la que nunca llegó...
Y pasan los días y volvemos a nuestra rutina. Junto con la sombra de la tragedia desaparece también nuestra aprensión. Asumimos nuestro papel de personajes en una obra cuyo guión no hemos escrito y cuyo desenlace desconocemos, cuyos capítulos no controlamos.
Nos apresuramos a recitar el papel tal como va surgiendo, porque es lo único que podemos hacer. Que el azar actúe, pues de todas formas lo hará, con o sin nuestro permiso.
O te quedas pensando por un largo tiempo en los sueños rotos. No hace falta subirse a un avión. Basta con que un conductor distraído o demasiado rápido choque contra nuestro coche, y el mundo se hunde. A un matrimonio británico le sucedió hace unos pocos años. Su hijo de 18 meses sufrió una parálisis casi total. Sus vidas cambiaron, pero ni siquiera ese acomodo a la desesperanza de cuidar su cuerpecito inmóvil les fue permitido durante muchos años. El niño acabó falleciendo, y ellos se arrojaron al mar desde un acantilado, con su cadáver metido en una mochila y sus juguetes en otra. Más o menos a la hora en que se intentaba localizar el Airbus perdido.
Sueños rotos. Hay momentos en que se apaga la luz, y todo es frágil.

viernes, 12 de junio de 2009

En esta dirección se puede encontar información sobre Pedro de Tolosa

http://dialnet.unirioja.es/servlet/fichero_articulo?codigo=2689166&orden=0

lunes, 8 de junio de 2009

El Quijote (argumento) [3º Diver]

Alonso Quijano (Don Quijote) ha perdido la razón de tanto leer libros de caballerías. Esta locura hace que intente imitar las aventuras que ha leído: sale de su pueblo, vive una serie de aventuras y regresa a casa vencido y maltratado.

Primera parte
Don Quijote prepara unas viejas y estropeadas armas que han pertenecido a sus bisabuelos, se disfraza con ellas y sale por los caminos de la Mancha, tierra de honrados campesinos, con el propósito de impartir justicia, como decían los libros de caballerías que hacían los caballeros andantes. Llega a una venta que su imaginación transforma en castillo, se hace armar caballero en una ridícula ceremonia, busca algunas aventuras y vuelve a casa maltrecho y apaleado.

La segunda salida comprende el resto de la primera parte. Don Quijote vuelve a escaparse de su casa, pero esta vez acompañado por un humilde vecino que va a servirle de escudero. La aparición de Sancho Panza enriquece enormemente las posibilidades expresivas de la novela, ya que va a servir de confidente a su amo; con lo que el diálogo adquirirá una gran importancia. Además, los personajes se contraponen y complementan influyéndose mutuamente. En esta salida se describen muchas aventuras y al final nuestro caballero andante es conducido con engaños a su aldea por el cura y el barbero que han salido a buscarlo.

Segunda parte
Comprende la tercera y última salida. Nuevas aventuras, muchas de las cuales se desarrollan en la corte de unos duques que, por haber leído la primera parte, conocen la fama de Don Quijote y que para divertirse y burlarse de él fingen vivir en una corte caballeresca. Al final de esta segunda parte, el bachiller Sansón Carrasco, disfrazado también de caballero andante, reta y vence a Don Quijote, obligándole a volver a su casa. Allí recobra la razón y muere.

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